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21/01/2022
En el mundo de los coches clásicos cada vez cobra más fuerza la moda de electrificar estas joyas. Nos referimos a simplemente (en realidad no es tan sencillo) quitar el motor de explosión original y sustituirlo por uno eléctrico. Con todo lo que eso significa: baterías, electrónica, nuevo propulsor, toma de corriente, etc. El resultado para los puristas es una aberración que debería ser quemada en la plaza pública. Mientras que mentes más abiertas consideran que así se consigue lo mejor de los dos mundos. Se mantiene la estética clásica pero al mismo tiempo que se embarca uno en la revolución eléctrica.
Este proceso en una moto es más complicado por dos razones principales. Primero, por definición, hay menos espacio para colocar la batería (que siempre es bastante voluminosa). Segundo, en la mayoría de las motos clásicas el motor es parte integral de la imagen. A menudo la batería arruina toda la estética de la clásica que, de pronto, se convierte en un engendro. No para ser quemada... pero sí para no poder presumir de ella.
Por eso hay que aplaudir el trabajo realizado por Omega Motors, una pequeña empresa de San Francisco, California. La Honda CB200 que ves aquí no ha perdido un ápice su atractivo de moto clásica, al menos en nuestra humilde opinión. Eso, a pesar de haber sufrido una profunda reconversión a pilas.
Nick Nieminen, James Hollis e Ian Iott son los hombres que están detrás del proyecto Omega Motors. El objetivo que se habían propuesto era hacer una moto eléctrica que fuese una “clásica moderna”. Este término parece un oxímoron pero si miramos el resultado creo que podemos decir que lo han logrado.
La base de partida fue una Honda CB200 de 1975 y el resultado final se bautizó como Omega “EV200”. Los preparadores querían mantener la moto lo más original posible. Aunque fue inevitable hacer algunas modificaciones en el chasis, que se tuvo que acortar. El motor eléctrico y la batería van ancladas con unas pletinas hechas a medida.
El propulsor es un Golden Motor de 5 kW con una batería de 1,6 kWh, construida específicamente para la EV200. Dentro del (falso) depósito va encastrado un panel digital con la información de la batería. La velocidad máxima es de 96 km/h, mientras que la autonomía se queda en 48 km. El tiempo de recarga varía de cinco a ocho horas. El resultado final pesa 111 kg, un 22% menos que una CB200 de serie.
Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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