Prueba Zontes G1-125 X: una scrambler de iniciación
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
Cilindrada
Motor
Potencia
Peso
Carnet
Precio
Tras hacerse un hueco en el mercado de las motos de carnet A2 con sus modelos 310, Zontes este año se ha propuesto entrar con fuerza en el segmento de las 125 para el carnet A1 o el B de coche. Y un claro ejemplo de ello es nuestra protagonista de hoy: la Zontes G1-125 X.
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No hace mucho la gama de Zontes se completó con cuatro modelos 125: esta G1-125 en dos versiones: estándar y X, y sus hermanas U1-125, trail, la U125, una naked deportiva, y la Z2-125, una naked pura. Pero para qué negarlo, la que sin duda nos entra por los ojos gracias a su cuidado diseño scrambler es esta cuidada G1-125 X que además tiene una relación calidad/equipamiento/precio imbatible con sus 3.395 €.
Estamos ante una moto de diseño retro y líneas redondeadas, pero equipada con tecnología actual y todo lo que podemos necesitar en nuestro día a día. En esta primera toma de contacto nos ha gustado nada más verla, pero también al bajarnos de ella tras una buena sesión de kilómetros. No ha habido nada que realmente nos haya echado para atrás y sin embargo sí bastantes cosas buenas que nos han sorprendido para tratarse, al fin y al cabo, de una moto económica. Un buen ejemplo que demuestra cómo algunas de las motos que llegan hoy en día de China pueden plantar cara con firmeza a las marcas japonesas y europeas.
Todo cumple sobre el papel
Primero vamos a fijarnos en la teoría. Es decir, en los componentes que monta esta Zontes y que, en teoría, deberían funcionar correctamente. Su motor está bien hecho, es un monocilíndrico de 125 cc, refrigeración líquida, 4 válvulas y doble árbol de levas. Vamos, un motor moderno. Eso le permite conseguir una potencia de 14,6 CV a 9.000 rpm, alcanzo prácticamente el límite que le permite su categoría, y un par de 13 Nm a 7.000 rpm. Visto así, parece que tenemos más que suficiente para conseguir buenos ritmos de marcha y algo de diversión si nos lo proponemos. Porque además, aunque sea una moto robusta y pesada, en realidad su conjunto en orden de marcha pesa 160 kilos, lo que no está nada mal.
Todo se monta sobre un chasis tubular de acero, lo que le otorga una buena firmeza de extremo extremo, y se apoya en el suelo mediante un sistema de suspensiones que delante monta una horquilla invertida no regulable y un amortiguador trasero con precarga ajustable. Para detenerse se confía en un disco delantero de delantero de 300 mm, con pinza de doble pistón, y uno trasero de 230 mm, ambos asistidos por un ABS Bosch 9.1 M. El basculante llama la atención al ser asimétrico y estar hecho de aluminio, un detalle de calidad donde quizá menos nos lo podríamos haber esperado visto su precio.
Todo está en su sitio
Una vez que nos subimos, nos sentamos y nos ponemos a los mandos quedamos en una posición muy natural. El subchasis es estilizado y deja un buen asiento tanto para piloto como para pasajero. Nos encontramos a 830 mm del suelo, por lo que no complica mucho las cosas a los menos altos, y el manillar, al ser elevado siguiendo la línea scrambler, nos deja situados muy cómodos sobre la moto.
Cuando echamos un vistazo a lo que nos rodea vemos cosas que nos gustan. Vamos muy integrados en la moto, abrazando bien su gran depósito, y con la vista muy despejada con eso de que los retrovisores salgan de los extremos de los puños. Una solución que en este caso sí convence porque por los espejos se ve perfectamente, no como en otras motos que buscan esta solución sin demasiado éxito. Se ve buena calidad de los componentes, tanto de los metálicos como de los plásticos, y todo transmite una buena resistencia al tiempo. Pero claro, si afinamos la vista podemos llegar a encontrarnos con algunos detalles que, al ser una moto de poco más de 3.000 euros, era raro no encontrar, como unos cables en el manillar poco protegidos o un tapón de combustible que no tiene bisagra y que tendremos que sujetar para repostar.
Un equipamiento que sorprende para su precio
Pero para ser justos, hay que decir que el equipamiento de esta Zontes G1-125 X es sorprendente para su precio. Llama la atención que sus piñas sean retroiluminadas, algo poco común entre las motos grandes y menos aún entre las pequeñas. También que ofrezca unas buenas manetas regulables en distancia, lo que permite una mejor adaptación a nuestras manos y un plus de ergonomía. El manillar es de conicidad variable y además se incluyen protectores de manetas, como los de competición, que salen desde los extremos del manillar.
Otro buen detalle lo encontramos en su contacto, que cuenta con cerradura y bloqueo para proteger la moto cuando la dejemos aparcada. Una solución que llevamos años viendo en muchos scooters pero que las motos no habían equipado hasta ahora. Y además, desde el propio contacto se libera el asiento para poder abrirlo, como también sucede en muchos modelos de scooters. Por otro lado, en el lateral derecho disponemos de una toma USB. Y como decíamos su enorme depósito, que es capaz de albergar hasta 20 litros de gasolina, nos permite disfrutar de una autonomía que gracias a los bajos consumos del motor supera fácilmente los 400 km sin repostar. Además, esta versión X monta llantas tubeless con radios perimetrales, mientras que en la versión estándar son de aleación.
Sensaciones que cumplen con las expectativas
Todo esto y la buena apariencia que transmite esta Zontes cuando nos subimos a ella había que ponerlo a prueba y ver por dónde salía a relucir su precio, pero la verdad es que las sensaciones han cumplido con las expectativas. Cuando nos ponemos en marcha notamos suavidad y buen tacto, y es algo que perdura conforme aumentamos el ritmo. El motor se muestra agradable, incluso cuando lo subimos de revoluciones, y es que a este pequeño monocilíndrico le gusta ir arriba, haciéndonos jugar con las marchas si lo que queremos es sacarle toda su alegría y potencia. Si lo llevamos ahí es capaz de ofrecernos unas cuantas alegrías, tanto en ciudad como entre curvas, sin que las vibraciones lleguen a ser molestas. El motor, por cierto, cuenta con dos modos, el Eco y Sport, aunque la verdad es que no hemos notado gran diferencia de respuesta entre uno y otro.
A ritmo bajo sus grandes neumáticos de corte mixto nos restan algo de agilidad, hace que la moto parezca más pesada de lo que es, y eso en el tráfico urbano puede llagar a pasarnos factura. La frenada, por su lado, se muestra muy dosificable. A veces se montan manetas muy aparentes, como estas, y bombas de baja calidad que nos dejan un tacto brusco y poco fino, pero en este caso todo va como la seda. En ningún momento llegamos a necesitar mayor potencia de frenado para detenernos. Y las suspensiones cumplen de manera correcta, con un tarado que nos vale tanto para la conducción tranquila como para apretar los dientes y sacar el piloto que llevamos dentro. Aunque bien es cierto que en esta primera toma de contacto no hemos podido comprobar su comportamiento con pasajero.
En definitiva la Zontes G1-125 X es, además de una moto bonita y que sin duda llama poderosamente la atención cuando la vemos, una buena compañera para el día a día, porque resulta agradable de conducir y lo suficientemente rápida para desplazarnos por carretera abierta. Si hacemos largos trayectos por autovía pronto echaremos mayores prestaciones, sobre todo si queremos realizar adelantamientos, pero eso no es un problema de la moto, que en ningún caso podría dar más de sí, sino una cuestión de carnets. Por lo que si ese es nuestro caso, quizá deberíamos ir echando un vistazo al A2 y a una moto de mayores prestaciones, donde sin salir de la propia Zontes veremos que también hay varias opciones para elegir.
La moto al detalle...
Compacto, de refrigeración líquida y bien integrado estéticamente. De serie se montan defensas metálicas que sobresalen bastante por delante de nuestras rodillas.
Tenemos suficiente con la potencia del disco delantero de 300 mm y pinza de doble pistón y el disco trasero de 230 mm. Se ayuda además de un ABS Bosch 9.1 M.
Los neumáticos de la G1-125 son de corte offroad. Unos CST de tacos. Algo que imprime un fuerte carácter scrambler, facilita las incursiones por caminos de tierra, pero que sobre asfalto resta algo de confianza.
El cuadro de instrumentos se basa en una pantalla completamente digital, compacto pero de fácil lectura. No echamos nada importante en falta y tenemos hasta indicador de marcha engranada.
La iluminación, tanto del faro delantero como del piloto trasero y los intermitentes es full LED. Estético y muy funcional.
Un detalle de calidad este basculante de aluminio asimétrico, que con sus refuerzos por fuera y a la vista queda hasta bonito.
R.Ruiz
R.Ruiz
Comencé sobre dos ruedas en una Bultaco Chispa y antes de terminar la carrera de periodismo ya trabajaba en una revista especializada, donde me formé y empecé a escribir de motos. Formo parte del equipo de Moto1Pro desde hace casi 10 años y procuro aportar todo lo posible desde mi “joven” experiencia.
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