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Hubo un día en que diferentes responsables de circulación de ciudades como Madrid y Barcelona se hicieron eco de esta frase: "la moto no es un problema sino una solución para la movilidad". Pero los tiempos parecen haber cambiado y ahora cada vez se imponen más trabas al uso de la moto, limitando sus posibilidades de circulación y aparcamiento.
En Barcelona, el mismísimo Pere Navarro (por entonces concejal socialista) abogó (años antes de pasar a la DGT) por las ventajas de las motos, y en Madrid varios gobiernos municipales populares fueron otorgando ventajas a las motos para fomentar su uso. Daba igual el partido: había acuerdo en las ventajas que las motos ofrecían al tráfico, colapsado entonces por los coches.
Las cosas empezaron a cambiar en Barcelona cuando, gracias a la convalidación con el carnet de coche y las 125, aumentó de forma importante la cantidad de motos en circulación. Con ese notable aumento, fue inevitable que subieran las cifras de accidentes (aunque siempre lo hicieron muy por debajo de la cantidad de motos en circulación) y a partir de ahí empezaron las limitaciones.
Otro aspecto importante fueron los cambios en política municipal: si en un primer momento el objetivo era ir eliminando coches de las calles (con menos plazas para aparcar y más limitaciones), poco a poco las motos también pasaron a considerarse "vehículo privado" a secas, no necesariamente favorecedor de la movilidad global (pese a serlo), y por lo tanto "a perseguir". La llegada a los gobiernos de Madrid y Barcelona de partidos menos proclives a defender el transporte individual, más bien justo lo contrario, y a cambio sí promover el uso de bicicletas y ampliar las zonas peatonales, han aumentado las limitaciones al uso de las motos.
Así, en Barcelona hace tiempo que la moto no es considerada "vehículo prioritario" para la movilidad como sí lo fue en su momento (no hace tanto), sino un vehículo particular más, y se han perdido plazas de aparcamiento además de ponerse en vigor limitaciones de circulación. Madrid ha seguido de alguna forma esos pasos y ahora nos encontramos con limitaciones al uso de motos en función de las etiquetas medioambientales de la DGT, que no catalogan de forma justa las motos según sus emisiones. Recuerda que una moto de 2006 tiene la misma etiqueta "C" que una de 2021... ¿es eso justo? ¿Y que una de 2002 sea vista como antigua y muy contaminante?
¿Qué te parecen estas limitaciones? Parece justo que las ciudades recuperen espacios para los peatones, incluso que las bicicletas puedan tener ventajas para poder circular con seguridad, pero ¿no están yendo un poco lejos y olvidando las ventajas que tienen las motos?
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