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Tu opinión cuenta. Va de retro

Tu opinión cuenta. Va de retro

En la sección "Tu opinión cuenta" de este mes, nos ponemos en contacto con orgullosos dueños de viejas glorias y con aquellos que aman el estilo clásico en máquinas más bien modernas. No te pierdas las joyas que hoy os presentamos.

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Esther Rabadán
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Fecha26/10/2020
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Esther Rabadan
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Fecha26/10/2020


Desde el comienzo de los tiempos, los amantes de las dos ruedas investigamos y esperamos novedades: nuevos modelos, nuevos diseños, nueva tecnología, nuevos compuestos de neumáticos… No somos pocos los que pensamos eso de “lo nuevo siempre es mejor”. Y puede ser… o no. Hay muchos avances en las nuevas motos del Siglo XXI que solo son, como su propio nombre indica, avances. Porque siempre quedarán los amantes de lo clásico; los que viven en un continuo mundo vintage en pleno 2020 y aquellos que aman el olor a gasolina de un motor de carburación. También están los que, atraídos por un diseño clásico, quieren disfrutarlo con toda la tecnología de este siglo.

Y como siempre decimos, para gustos los colores. No hay mejor pantone que el que podemos ver (podíamos en época pre-covid) en el parking de concentraciones y Grandes Premios. Y como no solo de motos modernas vive el hombre, nos hemos echado a la calle para encontrar a esos amantes de lo retro, aquellos que siguen dando vida a sus motos tras 30 años de vida y, por qué no, los que encuentran clásicos en épocas modernas. No te despegues de la pantalla porque hemos encontrado auténticas joyas.

 

Jorge, Moto Guzzi V7 Racer de 2017

Tu opinión cuenta. Va de retro. Jorge, Moto Guzzi V7 Racer de 2017

Jorge es un madrileño de 28 años que usa su moto a diario para ir a trabajar. Los fines de semana suele hacer rutas por la sierra de Madrid. Además, intenta hacer un pequeño viaje cada verano aunque este año ha tenido que abandonar esa ilusión por culpa del Covid. Jorge es el orgulloso propietario de una Moto Guzzi V7 Racer de 2017. Como él mismo nos cuenta “Es un modelo numerado del clásico modelo V7. Tiene algunas mejoras y detalles estéticos respecto al modelo base, aunque comparten todas las especificaciones de motorización.” Ha recorrido con ella 20.000 kilómetros en sus tres años de vida con los que tiene motivos suficientes, para mostrarnos lo mejor de esta moto: “Sin duda su carácter. Es una moto de las de antes. Fabricación 100% italiana. Es una moto que permite una conducción relajada. Al tener el par máximo en revoluciones bajas, permite enlazar curvas manteniendo una marcha sin tener que ir cambiando ni adaptándola. Su punto fuerte es la estética. Siempre atrae muchas miradas y conversaciones sea cual sea el lugar donde uno pare. El catálogo de piezas de la marca es enorme. Tanto para temas estéticos como mejoras en la conducción.” Pero, como buen crítico, también quiere reseñar lo que para él es, lo peor de la moto:Lo mejor de la moto es lo peor de ella. Es una moto para ir tranquilo. No acepta una conducción racing. La postura con el semimanillar puede ser cansada para la espalda. Los 48 cv de su motor hacen que en algunos puntos puede echarse en falta algo de aceleración. Sobre todo cuando uno va ya en velocidad de marcha. Mecánicamente, a pesar de no ser complicada, cuesta encontrar un taller que las cuiden como merecen. El embrague seco es un tanto peculiar. Las vibraciones están a la orden del día aunque mucho más contenidas de lo que a priori podría parecer.” Aún así, Jorge tenía claro que esta era, y es, su moto: “Tenía claro mi target como piloto. Soy un “motolento” y me encanta. Me gusta ir a velocidad tirando a baja y disfrutar del paisaje. No busco grandes sensaciones de velocidad ni paso por curva. Busco ir disfrutando de mi moto y parar en cuántos más puntos mejor a probar la gastronomía o ver el paisaje. También me pareció una moto con una potencia contenida para comenzar en mi andanza en las dos ruedas.” A día de hoy, y siendo realista, no tiene pensamiento de cambiar de moto aunque no deja de echar un ojo a las novedades: “Creo que todos miramos de vez en cuando las novedades de las marcas para ver qué viene. Pero teniendo los pies en el suelo, realmente no necesito más. Es una moto que funciona bien y por el momento cumple todas mis expectativas. En un futuro corto dudo mucho que la cambie. En cuatro o cinco años ya veremos…”  Y nosotros también lo veremos.



Carlos, Yamaha FZR 600 Genesis del 91

Tu opinión cuenta: Va de retro Carlos: Yamaha FZR 600 Genesis del 91

Carlos es un coruñés de 28 años responsable de continuar con el legado familiar. Es el propietario de una Yamaha FZR 600 Genesis del 91 que lleva en su familia casi 30 años, desde que su padre la sacó del concesionario. Carlos ha recorrido con ella 7.000 km de los 55.000 con los que cuenta su marcador. “Y los que quedan,” porque tiene muy claro qué es lo mejor y lo peor de este clásico: “Uno, por mucho que quiera, no puede ser objetivo con su moto. Creo que las motos japonesas de los 90 tienen un diseño y un estilo que raramente se ve en las motos de hoy en día y la FZR creo que es un claro ejemplo de ello. Esas curvas, el colín ancho y grande o el bifaro redondo delantero es algo que me encanta. Lo mejor de esta moto sin duda son las sensaciones que transmite. El sonido ronco de un tetracilíndrico carburado sin catalizar, el ritual de tirar del “starter” cuando está fría para arrancar, el olor a gasolina mientras te pones los guantes antes de salir… son cosas que se echan de menos en motos de hoy en día. Cuando se pilota es increíble lo suave que va, el tacto directo del acelerador o la patada que pega cuando te acercas poco a poco a la zona roja del tacómetro. Parece algo genérico pero la forma de transmitirlo sin ápice alguno de electrónica es distinta al de las motos actuales y muy, muy divertido. Aun así, no todo es bueno. Aunque su parte ciclo cumple, tiene casi 30 años y obviamente no está a la altura de lo que puede ofrecer una moto moderna. El neumático trasero podría ser algo más ancho y aunque lo analógico mola, tener comodidades como un indicador de combustible son cosas que se echan de menos.” Aunque no todo sea bueno, como dice Carlos, la decisión la tuvo clara desde el primer momento: “Fue realmente fácil, para mí. Es un orgullo llevar la moto de mi padre. Cuando me saqué el carnet me puse a buscar distintas opciones y ninguna me llamaba excesivamente la atención. Tras pedirle consejo sobre varias motos que tenía vistas y no llegar a sacar nada en claro, me desanimé mucho. Me empezaba a plantear comprar la típica GS500 de 4º o 5º mano y pasar los dos años de A2 lo más rápido posible hasta tener el A. Pasados unos días y cuando menos me lo esperaba me llamó para decirme que, tras consultarlo con la almohada y previa búsqueda del Kit de Limitación de este modelo, quería que me quedase con su FZR. Como comprenderéis, ¡no iba a decir que no!”. Algo que demuestra que su padre está casi más orgulloso que él de pasar el testigo de esta FZR que Carlos no va a cambiar “Nunca, en todo caso compartirá garaje con otras motos”.



Laura: Kawasaki ZXR 400 del 90

Tu opinión cuenta: Va de retro Laura: Kawasaki ZXR 400 del 90

Laura es una madrileña de 39 años que se mueve por Brighton, Reino Unido, sobre una Kawasaki ZXR 400 del 90. Tras siete años con ella, los mismos que lleva conduciendo motos, ha recorrido 40.000 kilómetros en los que, aparte de disfrutar, ha descubierto que lo mejor de la ZXR es “su fiabilidad absoluta y su fácil mantenimiento”. Lo complicado es encontrar lo peor porque, según nos comenta Laura: “¡Aún no lo he descubierto!”. Cuando llegó ese soñado momento en el que tenía que comprar una moto, lo tuvo claro: “Es la moto que siempre soñé desde que tenía unos 15 años. Además, es muy bajita y perfecta para mi altura”. Y a día de hoy es una moto para la que siempre va a hacer hueco en su garaje: “Cuando la compre tenía pensamiento de tenerla un par de años y después comprar una de 600 cc, pero ahora ¡no la cambio por nada!”



Daviz: Indian Scout Bobber de 2018

Tu opinión cuenta: Va de retro Daviz: Indian Scout Bobber de 2018

Daviz es un loco por las modificaciones. Tras 24 años en moto por Vilagarcía, Pontevedra, no son pocos los modelos que han pasado por sus manos y con los que ha hecho magia de tal manera, que hasta el Hada Madrina de Cenicienta ha renovado su varita. Y de entre todas las motos que ha tenido, hoy en concreto vamos a hablar de la Indian Scout Bobber 2018, una moto con la que ha disfrutado dos años y con la que ha recorrido 13.000 km. Daviz, tras probar infinidad de motos a lo largo de su vida, tiene claro los aspectos positivos y negativos de la Indian Scout Bobber: “Lo mejor, su motor. una máquina de precisión, para nada tosco. No es un motor custom al uso en el sentido de que no transmite, no vibra. Pero empuja como una mala bestia desde abajo. Pero, para mí, lo peor es que aunque no está mal dada su arquitectura, en curvas no permite tumbar demasiado.” El motivo por el que se decidió por esta Indian fue “por estética, como siempre” y no es que tenga pensamiento de cambiarla sino que “¡ya está cambiada! Acabo de comprar una Triumph Rocket 3R.” ¡Este hombre no para!



Abel: Vespa PK 125 XL del 88

Tu opinión cuenta: Va de retro Abel: Vespa PK 125 XL del 88

Abel es un madrileño de 44 años que lleva casi 10 viviendo sobre dos ruedas. Amante de los clásicos, en su garaje tiene una Vespa PK 125 XL del 88 que él mismo ha restaurado. Desde que la adquirió hace 3 años, ha recorrido con ella la ciudad de Madrid por todos los rincones permitidos por las últimas restricciones, y Abel lo tiene claro: “Lo mejor de esta moto es la sencillez de su diseño permitiendo a un neófito como yo poder desmontarla entera y restaurarla a su gusto. Además, es muy cómoda para realizar desplazamientos por ciudad y ¡nunca pasa de moda!” Pero Abel es consciente de los contras de la Vespa: “Lo peor de la moto es que contamina una barbaridad. Aún así, en el momento de comprarla no se lo pensó dos veces: “Ya le había echado el ojo a este modelo y, al enterarme de que un amigo la vendía, hicimos trato.” Y aunque por el momento no tiene pensamiento de cambiarla “podría analizar ofertas de cambio por una Vespa Primavera”. Aquí el que no corre, vuela.



Lidia. Honda CBR 600 F del 92

Tu opinión cuenta: Va de retro Lidia. Honda CBR 600 F del 92

Lidia es una madrileña de 28 años loca por las motos desde bien pequeña. Es la propietaria de, entre otras, una Honda CBR 600 F del 92. Una moto con la que ha recorrido 10.000 kilómetros en año y medio y con la que está muy contenta: “Me encanta esta moto. Lo mejor es la protección del carenado delantero en carretera. Como soy chiquitita, no me da nada de aire. Además, la moto para ser del año que es, es muy ligera, pesa 208 kg llena y se mueve de p.. ¡Perdón! Se mueve fenomenal. Lo único malo que tiene es que los anteriores dueños no le han dado el cariño que se merece y he tenido que ponerla a punto.” Cuando adquirió esta CBR, la decisión no fue fácil: “En ese momento yo tenía una KTM Duke 390 que usaba para todo. Quería algo más cómodo para viajar pero no podía permitirme otras motos. En un principio iba a por la Honda CBR 1000, pero la descarté por su peso. Pero era una moto que me encantaba, así que finalmente me quedé con su hermana pequeña.” Cuando le hemos preguntado si tiene intención de cambiarla, nos hemos llevado una sorpresa. Pero estamos seguros de que el destino sabrá qué hacer: “Ahora mismo está en venta, pero solo porque he adquirido una Ducati Supersport S y es absurdo para mí tener dos motos del mismo segmento. Además, con el Covid-19 ya no me tengo que desplazar a diario y la CBR ya no sale tanto como antes. Sin embargo, si no se vende en seis meses acabaré actualizando sus frenos y amortiguador y quedará para circuito.” Pues no se hable más, Lidia. ¡Nos veremos en el Jarama!

Esther Rabadán
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Amante de las motos desde que tengo uso de razón, llevo toda la vida sobre dos ruedas. Tras realizar colaboraciones en distintos medios, en Moto1Pro he hecho de mi pasión, mi modo de vida. Curiosa, analítica y muy digital, además de probar motos, coordino la redacción con mano de hierro en guante de seda.

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