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Prueba Brixton Cromwell 1200: Buque insignia

Prueba Brixton Cromwell 1200: Buque insignia

La marca da un salto de calidad al ofrecer su primera moto de gran cilindrada, con la que se enfrenta a modelos como la Bonneville T120 y BMW R nineT.

Prueba Brixton Cromwell 1200: Buque insignia
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Brixton

12/10/2022


ASPECTOS POSITIVOS

Precio atractivo
Fácil de pilotar
Componentes de calidad

ASPECTOS NEGATIVOS

Panel TFT poco legible
Modo Sport brusco
Conmutadores algo toscos

Cilindrada

1222cc

Motor

2 cil. EFI SOHC

Potencia

83 CV

Peso

235kg

Carnet

A

Precio

10 299 €

Ver ficha técnica completa

Como dice el actor Ward Bond en la inolvidable primera escena de The Quiet Man (El Hombre Tranquilo), “comenzaré por el principio…”. Brixton Motorcycles es una marca del grupo austriaco KSR especializada en la fabricación de motos con estilo retro o, como nos dijeron en la presentación de la Cromwell 1200, estilo Old School. La compañía se presentó en sociedad en el Salón de Milán de 2015 y en solo 7 años ha ido quemando etapas con rapidez. El nombre de Brixton se ha tomado de un barrio londinense y la marca lo asocia con la cultura de las café racer. Lo que no sabemos muy bien es de dónde viene lo de Cromwell… aunque nos dijeron que es una calle de Brixton… ya puestos a lo mejor se podría haber utilizado la denominación de Electric Avenue, otra calle de Brixton y el título de una famosa canción de Eddy Grant cuyo vídeo está protagonizado por moteros…

Para Brixton la 1200 es un verdadero buque insignia, una declaración de principios de lo que la compañía es capaz de hacer. Lejos de la imagen de fabricante especialista en 125 económicas, los dirigentes austriacos han diseñado una estrategia para dar valor añadido a la marca (branding como se dice ahora). La Cromwell 1200 nunca va a ser un modelo de masas pero tampoco lo es la Triumph T120 o la BMW R NineT, pero son productos que dan caché.

Estamos ante un modelo concebido en Austria, fabricado en China por Gaokin y con ansias de conquistar a aficionados de todas las latitudes, así que podemos decir que la Cromwell 1200 es una moto global. Es una naked retro y como tal monta: llantas de radios (con neumáticos tubeless, sin cámara), depósito de línea clásica, asiento plano, faro redondo, bicilíndrico en línea con profusas aletas en los cilindros (pese a que va refrigerado por líquido) y dos amortiguadores en el tren trasero.

La Cromwell se vende a un precio económico para lo que ofrece (10 299 euros), una Triumph Bonneville T120 (que se fabrica en Tailandia) sale por 13 645 euros. La comparación con la británica es inevitable porque, no solo se parecen en lo que a estética se refiere, sino que los mismos responsables de Brixton aseguraron que la T120 era su mayor rival. La Bonnie tiene una (buena) fama de la que la Brixton Cromwell 1200 adolece, al menos en la actualidad. A pesar de contar con un precio atractivo, no se ha escatimado en los componentes: frenos Nissin, suspensiones Kayaba (KYB), ABS y control de tracción Bosch, inyección Magneti Marelli y neumáticos Pirelli Phanton Sportscomp. Todas marcas de reconocido prestigio. A lo que hay que sumar ride by wire (acelerador electrónico) y pantalla TFT.

Prueba Brixton Cromwell 1200: Buque insignia

Encima de la Cromwell 1200 la postura es neutra y relajada, sin tener el torso muy echado hacia delante y con las manos abrazando los suaves puños marrones con un diseño que da la impresión de ir cosidos, quizá unos puños negros habrían quedado más discretos, como los que utiliza la Bonneville o la BMW R nineT. La imagen no solo es retro sino que el triángulo formado por el asiento, manillar y estribos favorece una postura “tradicional” encima de la bicilíndrica. El manillar plano y los reposapiés (que están bien centrados) ayudan a no tener que doblar las rodillas en exceso. El resultado final es que te sientas como en casa. El asiento cuenta con unas dimensiones suficientes para acoger a dos adultos, además se encuentra a solo 800 mm del planeta Tierra por los que no sean altos no deberán tener dificultades a la hora de plantar los pies en el suelo.

El bicilíndrico en línea tiene un sonido agradable pero sin molestar al resto de los usuarios de la vía pública. De serie viene con dos modos de motor Eco y Sport que se accionan desde un botón que hay en la “piña” izquierda, para cambiar de uno a otro hay que mantenerlo pulsado cinco segundos pero esta operación no nos pareció muy intuitiva y en más de una ocasión tuvimos que esperar más de la cuenta para pasar de un modo al otro. En Sport el bicilíndrico, que destaca por su facilidad de uso, se vuelve radical y pasa de ser Dr Jekyll a convertirse en Mr Hyde. En la bonita ruta que realizamos por los alrededores de Gavà (Barcelona) hasta nuestro guía nos recomendaba el utilizar el modo Eco. Ahí el motor va más fluido y es más sencillo ir empalmando curvas, jugando con el cambio, el gas y los frenos. El valor de par máximo de 108 Nm a solo 3500 revoluciones permite que nos olvidemos un poco del cambio para concentrarnos en frenar y acelerar. Los 82 CV de potencia máxima se alcanzan a 6500 revoluciones por lo que no tiene sentido el estar intentando “sacarle los higadillos” al propulsor, aunque siempre en modo Eco, en el Sport los caballos entran un poco desbocados y no ayudan a la hora de ir dejando correr a la Cromwell 1200 por la ruta que hayamos elegido.

El generoso par motor permite rodar utilizando poco el cambio y el embrague. Ambos trabajan sin rechistar, además tanto la maneta del freno como la del embrague se pueden regular, lo que es de agradecer, sobre todo para aquellos que tenemos los dedos cortos. Por su parte, el cigüeñal va calado a 270 grados (como se estila ahora) y hace que sientas unas agradables pulsaciones en el motor. En cuanto a las vibraciones, son mínimas, más aún si tenemos en cuenta que el bicilíndrico tiene la línea roja a no muy altas revoluciones.

El comportamiento en curvas es más que correcto, la gran bicilíndrica va adonde dirijas la mirada sin rechistar. Además, puedes confiar en los eficaces frenos Nissin (310 mm delante y 260 mm detrás) para graduar la velocidad antes de llegar al ápice. Aunque la distancia libre al suelo no es demasiada porque llegué a rozar con los reposapiés, pese a que mi conducción es relajada. La horquilla KYB (120 mm de recorrido y 41 mm de diámetro) está tarada tirando a blanda, lo que es ideal para una moto de este tipo, diseñada para la ciudad o salidas tranquilas a carretera (con independencia de que se puede ir deprisa con ella). Los dos amortiguadores traseros, también KYB, tienen un recorrido de 87 mm y van algo más duros que la horquilla, aunque tampoco podemos decir que ambos trenes se sientan descompensados. La moto enjuagaba bien los baches y copiaba con acierto las irregularidades del terreno, aunque por los alrededores de Gavà las carreteras estaban en bastante buen estado.

El cuadro de instrumentos es una esfera en la que se aloja un panel de TFT a todo color. No estamos seguros de que en una retro scrambler de este tipo pegue mucho un panel de mandos tan digital, tan moderno… Además, a pesar de desplegar muchísima información, los diferentes dígitos y gráficos están tan juntos que no son fáciles de distinguir. Sí, bien es cierto que en el modo Sport, cuando cambia la apariencia, es más legible al ofrecer menos información pero tampoco acaba de ser de esos que de un vistazo se pueda registrar en nuestro cerebro toda la información. A lo que hay que sumar lo mal que le sienta el sol, pues según cómo incida el astro rey en el panel digital, este se volverá más o menos legible. Todo el conjunto de luces: faro, grupo óptico posterior, intermitentes y luz diurna son LED. Los minúsculos intermitentes en nuestra humilde opinión no se ajustan mucho a la imagen clásica del modelo, aunque hay pocas cosas más subjetivas que los pareceres sobre la estética. El modelo se ofrece en tres colores: Bacstage Black (negro), Cargo Green (verde) y Timberwolf Grey (gris).

Los conmutadores de la moto nos parecieron de las piezas menos logradas, con un tacto algo deficiente y una ergonomía no muy conseguida. Así, los pulsadores para la bocina y los intermitentes están muy juntos y a veces sonaba el pito cuando queríamos indicar un cambio de sentido. Sin duda, una vez que te acostumbras a la moto estas acciones se harán de manera automática pero pensamos que las piñas son mejorables.

Un detalle importante que nos dejaron claro en la presentación es que habrá una versión limitada para el A2, que estará disponible dentro de un par de meses, entendemos que antes de que acabe el año. Por lo que si eres el feliz poseedor/a de este carnet puedes aprovechar ya para ir escribiendo la carta a los Reyes Magos pues la Cromwell 1200 limitada a 35 kW no deberá tardar en llegar a los concesionarios.

A la estabilidad del conjunto también ayudan los Pirelli Phanton Sportscomp en medidas 110/80-18 y 160/60-17, aunque hay la opción de montar gomas más anchas lo que no nos parece necesario, a menos que se quiera presumir de “tamaño”. A la hora de cubrir largas distancias o cuando simplemente queramos descansar el puño derecho, la Cromwell 1200 viene de serie con control de crucero.

En definitiva Brixton demuestra con este modelo, como ellos mismos dicen, que son “capaces de jugar en las grandes ligas”. La Cromwell 1200 viene a plantarle cara a modelos asentados como la Triumph Bonneville T120 o BMW R nineT. El objetivo es ambicioso y pensamos que Brixton ha conseguido un producto bien hecho que ayudará a elevar varios enteros la percepción que el aficionado tiene de esta joven marca.

La moto al detalle...

Prueba Brixton Cromwell 1200: Buque insignia
Motor

Propulsor bicilíndrico en línea refrigerado por líquido y calado a 270 grados. Destaca por su impresionante par de 108 Nm a 3100 rpm, mientras que los 83 CV son más que suficientes.

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Frenos

Nissin es la encargada de mantener todo en orden en este importante apartado con dos discos anteriores de 310 mm mordidos por pinzas de doble pistón, apoyado por uno trasero de 260 mm con pinza de dos pistones. El ABS y el control de tracción es Bosch.

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Panel TFT

La pantalla digital del cuadro de mando es a todo color pero de pequeño tamaño por lo que la lectura es difícil, en especial en el modo Eco.

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Asiento

La forma del asiento, largo y plano, es clásica y apropiada para este tipo de moto. El pasajero cuenta con una cincha a la que agarrarse.

Galería de fotos

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Ildefonso García
Ildefonso García

Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.

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