Prueba Yamaha Tracer 9 GT+: va un paso por delante
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
Cilindrada
Motor
Potencia
Peso
Carnet
Precio
Ver ficha técnica completa
Han pasado diez años de la primera Yamaha MT09 y ocho de la Tracer 900: en ese tiempo Yamaha nos ha convencido que, además de sus ya legendarios tetracilíndricos en línea, sabe hacer motores de tres cilindros igual de buenos, y aplicarlos a motos divertidas y eficaces pero también polivalentes. En 2021 llegó la Yamaha Tracer 9, que mantiene el espíritu “trail crossover” de moto cómoda para uso diario pero eficaz sobre asfalto, y ahora llega su versión más equipada con una novedad importante a nivel electrónico: un radar frontal que como veremos va más allá del uso para “control de crucero adaptativo” ya habitual en coches y algunas motos. Esta moto de apariencia tan normal va un paso por delante...
- Te puede interesar Probamos la Yamaha Tracer 9 2021
- No te puedes perder Yamaha Niken GT y Tracer 9 GT+: las más seguras
Yamaha Tracer 9 GT “Plus”
Cuando en 2021 Yamaha renovó la Tracer (rebautizándola “9”, antes “900”) ya presentó dos versiones: la sencilla y una GT que equipaba suspensiones electrónicas, maletas y algún detalle más de equipamiento como el cambio rápido. Esta nueva GT+ añade a esa receta el radar frontal pero adapta toda la electrónica a su presencia. La base mecánica ya la conoces: la segunda generación del motor CP3 con 889 cc y 119 CV (más ligero, suave y potente que el primero de 847 cc), un chasis de aluminio fundido y más detalles únicos como las llantas SpinForged que buscan aligerar en puntos importantes. Pesa, llena con los casi 19 litros de gasolina del depósito y sin las maletas, 223 kg.
Esta versión tope de gama incluye la pantalla TFT de 7 pulgadas (conectable), cambio rápido de tercera generación (subir o bajar marchas tanto acelerando como frenando), asiento Comfort ajustable (820 o 835 mm de altura al suelo), maletas de 30 litros, luces LED en curvas, puños calentables, suspensiones electrónicas Kayaba KADS, y dos colores (gris oscuro o gris claro con azul).
La clave está en lo que no se ve (bueno el radar sí se ve un poco por delante), la electrónica “integrada”: gracias a la centralita inercial (IMU), los sensores del motor, frenos, suspensiones y radar, la moto “sabe” qué está pasando y puede reaccionar para ayudarnos a salvar una situación de riesgo. Por supuesto tiene un control de crucero que nos mantiene a cierta distancia del vehículo precedente (fácilmente seleccionable por cierto) pero va más allá y, como algunos coches, tiene una estrategia de seguridad inédita en motos hasta ahora.
Si estamos frenando, detecta un objeto delante y calcula que no frenamos bastante, nos ayudará frenando más fuerte delante y detrás (y endureciendo la horquilla). Es el “UBS” (Unified Braking System) y solo actúa si el piloto frena, para ayudarle (no frenaría por sí mismo aunque detecte un objeto) pero está activo aún con el control de crucero desactivado. En modo crucero, la moto corta gas o acelera hasta la velocidad establecida según la distancia con quien va delante, si hay que parar más frena un poco (hasta 0,3G) y si no salta un gran aviso en la pantalla para que actúe el piloto “humano”. El haz del radar es estrecho y funciona bien, me gustó: circulando a la derecha del carril no detecta una moto echada a la izquierda (evita confusiones en carretera aunque no es el sitio para activarlo).
Polivalencia natural
Tengo que confesar que la Yamaha Tracer 9 es una de mis motos favoritas, ya me gustó la 900 anterior y esta versión que ya probé en su edición menos equipada (que es muy interesante en precio y peso) la ha mejorado en todo. En uso diario es cómoda y gasta poco, pero basta mover un poco la muñeca derecha para que te alegre el día. De viaje es una compañera excelente ya vayas solo o acompañado, y en pilotaje más alegre o deportivo puedes ir a un ritmo que sacará los colores a más de uno… Lo mejor es la seguridad que transmite: el aprovechable motor perdona no llevar la marcha ideal, las suspensiones y geometría son neutras o tirando a rápidas (ágil) sin tendencias torpes y la electrónica trabaja muy bien por detrás como red de seguridad si te pasas acelerando o necesitas tocar frenos en plena curva.
La Tracer 9 GT+ suma a todo eso un nivel más en electrónica: por Cerdeña nos encontramos más de una sorpresa en la carretera (animales sueltos o rebaños) y aunque (creo) que el sistema UBS no se activó, saber que te ayudaría tranquiliza mucho. En las vías rápidas saqué buen partido del control de crucero y es perfecto poder controlar la distancia con un toque de botón (en otras motos hay que entrar en un menú…) aunque como siempre para mí “muy cerca” (medio segundo dice Yamaha, dos segundos es el máximo) sigue siendo “lejos”. Gracias a la IMU y la programación de Yamaha el crucero no cambia de velocidad al inclinar la moto (en otras sí ocurre por el cambio del perfil del neumático).
Las suspensiones se ajustan entre el modo deportivo o cómodo, según el modo de pilotaje elegido, pero reaccionan en tiempo real al estado del asfalto o pilotaje (frenada súbita por ejemplo). El QuickShift efectivamente permite reducir acelerando (con golpe de gas automático incluido) y no corta el control de crucero (bien). El control de tracción o el anticaballito también funcionan en la sombra: creo que el mejor piropo que se puede dar a la electrónica de Yamaha y en esta Tracer 9 en particular es que no te complica la vida en la selección (menús simples) y te permite disfrutar de la moto, tranquilo o pilotando rápido, haciéndote parecer mejor a sus mandos… y rodando más seguro. Me divertí mucho en las reviradas rutas sardas y no me importaría nada contar con una moto tan polivalente, tan divertida a veces, tan buena compañera otras, tan segura, en mi garaje.
La moto al detalle...
Con 7 pulgadas y una simbología clara, es bien recibida y útil aunque alguna cifra pueda aparecer algo pequeña a quienes no tenemos ya vista de niño. Es “contectable” pero me parece engorroso cómo se aprovecha eso (aplicación propia).
La “estrella” de la moto es el radar, pero en realidad las suspensiones son grandes responsables de cómo interviene la electrónica en marcha. Pasan desapercibidas, pero funcionan muy bien: ideales.
La estrella de la moto, electrónica aparte, es este estupendo tricilíndrico que va por su segunda generación. Ligero, suave, enérgico, potente… lo tiene todo.
El sistema de las luces altas “de posición” más los faros LED para cortas/largas/curvas… no me convence. Los demás vehículos no nos verán igual de bien, y habrá que ver de noche cómo ilumina todo esto.
Yamaha anuncia 30 litros de capacidad en cada maleta y no lo dudo (son voluminosas y cabe un casco integral), pero la forma “afilada” que les han dado las hace poco prácticas. Mi portátil de 14 pulgadas (compacto) no cabía.
Ajustable en varias posiciones, es alta pero algo estrecha (como el carenado) a media altura y eso la hace menos eficaz de lo que sería ideal.
Galería de fotos
Apasionado de las motos, los aviones y la tecnología, llevo más de 30 años viviendo "desde dentro" la información del mundo de la moto en los mejores medios: ahora, en Moto1Pro.
Relacionados