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En EE.UU han subastado una Bimota DB1 de 1986 con solo 15 000 km. Es un modelo icónico, la primera Bimota con motor Ducati, y una moto que inventó la moda de carenarlas completamente, una tendencia que sería bautizada con el nombre de 'aero'. Un lenguaje estético que luego utilizaría la Ducati Paso.
La Bimota DB1 se merece un lugar en el olimpo del motociclismo y, no, no nos parece que caigamos en la hipérbole. El modelo creo un nuevo lenguaje estético, que sería bautizado como aero. La idea era, como tantas genialidades, simple: carenar completamente la moto. El resultado es espectacular: una moto donde el carenado, depósito, tapas laterales y colín es una unidad.
En 1985 comenzó su comercialización, en principio iba a ser un proyecto conjunto entre Bimota y Ducati, pero la colaboración se fue al traste y la Bimota DB1 estuvo a punto de no nacer. Luego Ducati diseñaría la Paso 750 con una filosofía similar, aunque quizás sin el encanto de la DB1.
No ocultamos nuestra pasión por la Bimota DB1, así, las pocas veces que un ejemplar en perfecto estado sale a la venta, no perdemos la ocasión de soñar con ser los afortunados que nos llevemos la unidad a nuestro garaje.
En esta ocasión se trataba de una Bimota DB1 de 1986 subastada por la ciberpágina estadounidense bringatrailer.com (literalmente "trae un remolque"). La unidad se importó desde Japón a Washington, donde se cambiaron las correas de la distribución, ajustó la carburación, además de reparar el cable del mando del aire para la puesta en marcha y la pata de cabra. La moto viene equipada con una instrumentación Veglia Borletti que consta de dos relojes con fondo blanco. El velocímetro está marcado hasta los 260 km/h (no hay que subestimar el poder del pensamiento positivo), mientras que el odómetro muestra 15 000 km. El motor es el conocido bicilíndrico en V SOHC de 748 cc refrigerado por aire, de procedencia Ducati, con distribución desmodrómica y carburadores Dell’Orto PHF, arranque eléctrico y dos silenciadores negros (uno por cada lado).
La decoración es la clásica blanca, verde y roja, los colores de la bandera italiana, y que Bimota gusta de usar para proclamar con orgullo su procedencia transalpina. El conjunto se completa con una pantalla oscura, espejos montados en el carenado, faro rectangular, asiento monoplaza y reposapiés retrasados.
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Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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