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Un joven artesano estonio ha creado esta Ducati para lo cual se ha inspirado en las carreras de drag racing.
Café racer es una palabra mágica en el motociclismo, que nos transporta a los años 60 del siglo pasado, cuando en las Islas Británicas (y en buena parte de Occidente) las motos inglesas dominaban el cotarro. Marcas como BSA, Norton y Triumph permitían a la juventud (y a los no tan jóvenes) experimentar el encanto del equilibrio dinámico.
La maravilla que ves aquí ha sido presentada por los compañeros de bikeexif.com. Lo primero que llama la atención al echar un vistazo a la Ducati 749 Café Racer es que (con la excepción del chasis) no es roja, ni siquiera amarilla... sino blanca. Quizá le deberíamos llamar Cagiva, que es el nombre que se lee en el depósito. Bueno, como sabes hubo una época en la que los hermanos Castiglioni (Claudio y Gianfranco) controlaban las marcas Cagiva, Moto Morini, Ducati, Husqvarna y MV Agusta…
El creador de la moto se llama Kaspar Llves, un joven estonio responsable de Kalapea Garage. La unidad donante era una Ducati 749S de 2005 que había quedado siniestro en un percance, así que no solo se reparó sino que, podríamos decir, se mejoró el modelo de serie diseñado por el sudafricano Pierre Terblanche. A lo largo de seis años Kaspar estuvo trabajando en la moto con el objetivo de que fuese para disfrute propio (no se trata de ningún encargo).
“La moto era para mí, así que no había ninguna limitación en ese aspecto. No le di importancia a los matices prácticos, lo hice simplemente para divertirme. Una vez que tuve la unidad donante me puse manos a la obra porque siempre había querido ser propietario de una Ducati Sport Classic. Vi algunas motos muy guapas de drag racing que participaban en el Sultans of Sprint que me gustaron. Además tenía las piezas que necesitaba, así fue como empezó todo”, comentó Kaspar Llves.
La rueda delantera y los frenos Brembo son los que llevaba la Ducati 749S de 2005 antes de sufrir el percance, mientras que la horquilla proviene de una Aprilia RSV. La tija se mecanizó con una máquina de control numérico (CNC). El basculante y la rueda posterior son de MV Agusta Brutale y para que encajaran fue necesario realizar varias modificaciones. El amortiguador Showa es el de serie. Quizá la mayor locura es la goma trasera, una Shinko de drag racing, en la que se ha pintado en el flanco las palabras Kalapea Garage. “Para ser sinceros, fue algo que hice porque me dio la gana, no tiene mucho sentido desde el punto de vista práctico”, confesó Kaspar Llves.
Llegamos al apartado estético, asunto siempre subjetivo. En nuestra humilde opinión, la moto es más bonita que un San Luis. El carenado procede de la Ducati Paul Smart 1000 LE, a lo que hay que añadir la pintura blanca con los filetes en rojo y azul. La montura creada por Kaspar Llves no es muy práctica, no pasaría ninguna ITV y no estamos seguros de cómo iría en curvas con ese neumático trasero. ¡Pero lo que sí sabemos es que nos encantaría tenerla en nuestro garaje! ¿Estás de acuerdo?
Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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